El genio discreto. En recuerdo de Josep Hurtuna

GÉNERO: Pintura
ARTISTA: Josep Hurtuna
HORARIO: De martes a sábado – 11:00 a 14:00 h y 16:00 a 20:00 h

QUÉ NOS VAMOS A ENCONTRAR

La obra de Josep Hurtuna es una de las muchas revalorizaciones pendientes del arte catalán. No es fácil concretar las razones de que su producción, de sólidas condiciones y logradas y valiosas pinturas, dibujos y obra gráfica, no lo hayan terminado de colocar en el lugar destacado que merece. Como ocurre en todos los terrenos creativos, una vez que se establecen unas clasificaciones oficiosas, resulta difícil rehacerlas de manera más justa. Sólo el tiempo acaba haciéndolo, aunque en nuestra época todo discurre y cambia con una creciente rapidez que impide un reajuste que coloque personalidades y obras en el lugar de la historia que merecen.

En las artes plásticas, el afán de llamar la atención provocando oscurece de un modo u otro, y con demasiada frecuencia, los valores verdadera y profundamente sentidos. No quiere esto decir que, cuando se trata de obras de auténticos creadores, rechacemos lo que pueda sorprendernos por su novedad y posible parecido a aquello que adolece de los males citados. Este es otro de los motivos para la confusión, por no ser siempre fácil distinguir una cosa de otra y menos a las personas no iniciadas en el arte.

Es justo reconocer que ha habido intervenciones que han insistido en el valor de la obra de Hurtuna. Pienso en el profesor, filósofo y crítico Arnau Puig, al que, desgraciadamente, hemos perdido en el comienzo de la acometida del covid, y en Ricard Camprodón. Por mi parte, lo cito repetidamente en mi libro sobre la historia del arte en la segunda mitad del siglo XX. Ahora, por el interés que despierta en mí su obra y la simpatía y respeto que me inspiraba su personalidad, agradezco esta ocasión para volver a referirme a él.

En la exposición podemos conocer sus inicios, siempre interesantes en todo creador, porque, en el fondo, revelan lo que se dará más tarde en la obra de madurez. Se trata de seres, objetos y ambientes próximos, que forman parte de su mundo en aquellos momentos, como un Autorretrat de 1933, el de La germana del pintor, del mismo año, figuras de personajes sin duda próximos, otro Autorretrat, éste de 1938, que muestra ya una depuración y un predominio de la creación sobre la estricta figuración, varios desnudos de mujer, un autorretrato de 1940, que nos da una representación del artista que es próxima a como lo conocimos personalmente. En la década de los años cuarenta, su pintura entra ya en una primera madurez, muy figurativa, pero con cierta libertad que se desprende de una representación realista. En los años cincuenta esa libertad es más manifiesta, en los perfiles de las figuras y en los trazos de color, combinaciones de tonos cálidos y fríos, con algo de un ritmo musical. Es el caso de la Figura asseguda, de 1952, y de Església, de dos años más tarde. Al final de la década, las formas se alejan de la realidad visible, para revelar su estructura geométrica, tanto del trazado de las líneas como del color.

Estamos ya en el Hurtuna más maduro y esencial. Se ha hecho notar la relación que puede tener, en aquellos momentos, con el tachismo del primer Pierre Soulages. Pero, así como en la obra de Soulages, como se confirmaría más tarde en su obra de madurez, lo esencial es la aparición de la luz, que emerge de la oscuridad, en Hurtuna, lo esencial es la forma, con los mismos trazos negros que configuran la geometría que ha sentido desde los comienzos. Estos trazos son predominantes, como advertimos en Estructuras primarias II y en la Estació de França, de 1960. El negro puede combinarse con el rojo, amarillo o negro, levemente intercalados, y podemos apreciar que las formas y los colores se articulan con un ritmo musical. Se trata de un momento de gran madurez y extraordinaria calidad, que se prolonga en los años setenta.

Celebremos ahora el inicio de la recuperación y nueva valoración que esperábamos de Josep Hurtuna -persona que en vida nos fue próxima y de amable trato- y lo mucho que nos importa en cuanto a artista, de una gran capacidad creativa.

José Corredor-Matheos