
João Gabriel. Donde tú y yo sabemos
GÉNERO: Pintura
ARTISTA: João Gabriel
HORARIO: Martes a Viernes 11.30 a 19:00 h
Sábados 11:00 a 14:30h
QUÉ NOS VAMOS A ENCONTRAR
Donde tú y yo sabemos invita al visitante a mirar, pero no como un voyeur que observa algo que no debería ser visto. Las escenas de João Gabriel sugieren una intimidad que no quiere ocultarse, porque simplemente no encuentra motivos para hacerlo. Es aquí donde radica su potencial, es aquí donde construye empatías poniendo el cuerpo en el centro, con rebeldía, sin miedo, viviendo un ahora que no nunca termina.

En esta exposición, primera de João Gabriel en España, se presenta una constelación sensual que ha evolucionado desde la primera muestra del artista con la galería en Londres (2019). El grupo de pinturas presentado construye una narración que destila cuidado e inocencia a la hora de representar el sexo entre hombres, características que resultan algo impactantes si se comparan con su representación contemporánea, especialmente en la industria del porno. En las escenas de João Gabriel, la excitación es espontánea y pausada, alejada de la violencia y el automatismo de la pornografía actual. Esto puede deberse al trauma producido por la crisis del VIH, que enlazó sexo con muerte y enfermedad, pero también se relaciona con una mercantilización del sexo donde éste se ha convertido en un bien de consumo para una sociedad que trafica con el placer.

Visualmente, sus pinturas se caracterizan por una pincelada rápida que construye una superficie densa sobre el lienzo, similar a la textura turbia del VHS con la que estas películas eran reproducidas. Gabriel hace uso de la sensualidad natural de la materia pictórica para delinear unos cuerpos deseantes; sin embargo, la carnalidad de su pintura trasciende los cuerpos y se extiende por la naturaleza que los envuelve y los interiores en los que éstos se dejan llevar. De este modo, el artista construye escenas de un gozo expandido en las que cada elemento es importante. La luz de sus pinturas es tan dramática como la de los maestros del barroco, pasando de los interiores tenebristas a los exteriores iluminados por el sol. Sin embargo, esta luz no ilumina grandes escenas mitológicas o religiosas, sino que baña cuerpos que se entregan a un deseo inocente, en presente continuo, sin culpa, sin drama ni prejuicio.
