
Nacho Criado
GÉNERO: Arte Conceptual
ARTISTA: Nacho Criado
COMISARIADA POR: Fernando Castro Flórez
HORARIO: De lunes a viernes – de 10:00 a 14:00 y de 17:00 a 20:30h
Sábado – de 11:00 a 14:00h
QUÉ NOS VAMOS A ENCONTRAR
Con este nuevo proyecto expositivo, comisariado por Fernando Castro Flórez, la Galería José de la Mano rescata un conjunto de obras tempranas del artista jienense Nacho Criado (Mengíbar, 1943-Madrid, 2010). Realizadas sobre hojalata a finales de la década de los sesenta, estas piezas revelan a un joven artista que estaba intentando atravesar los límites tradicionales del cuadro.

En toda la obra de Criado es fundamental el tema de la memoria, las huellas que se van acumulando, los accidentes que propician la meditación sobre el tiempo. Estas pinturas en las que utilizaba tanto la palabra “ordenación” en sus títulos parecían, en realidad, surgir desde la angustia o, por lo menos, transmitían un tono dramático. Las desgarraduras de las arpilleras de Millares parecían haber mutado en esas chapas golpeadas y agujereadas, dando la impresión de que, en algunos casos se hubiera disparado sobre ellas.

En el Salón de Mayo, el Instituto Francés (1968) y el Cercle Maillol (1969) de Barcelona presentó Nacho Criado unas pinturas sobre hojalata, despertando el interés del crítico Arnau Puig. En una entrevista en torno a estas obras indicaba Criado que los materiales, como el medio ambiente, responden a unas necesidades determinadas; no utilizaba los cristales, la hojalata, el plástico o los cartones por motivos preciosistas, sino que, al concebir una obra, seleccionaba casi de modo automático el material que más posibilidades le ofrecía con vistas al resultado final. Se trataba de una exploración de las texturas en las que cancelaba o llevaba hasta el extremo la idea de pintura matérica. Primero comenzaba haciendo un relieve, luego pintaba encima y, en una fase final, tapaba todo lo que no le interesaba. El comportamiento del material determina las texturas; los golpes, las hendiduras y los pliegues imponen el camino del cuadro. En buena medida esta acción pictórica no estaba controlada, sino que eran accidentes, efectos y acciones sobre los que aplicar color o depurar resultados. Poco a poco fue imponiéndose, ganando protagonismo, el blanco, como en una disolución inevitable, al mismo tiempo que comenzaba a trabajar con las maderas apolilladas. Los títulos de estos cuadros realizados con superficies metálicas plantean una acotación que incluye la angustia existencial tanto como una preocupación geométrica en la aproximación a la naturaleza: la imagen es una realidad entre paréntesis.
