
Xavi Ceerre. New Singer Old Song
GÉNERO: Pintura
ARTISTA: Xavi Ceerre
HORARIO: De martes a viernes – de 11:00 a 14:00h y de 17:00 a 20:00h
Sábado – de 11:00 a 14:00h
QUÉ NOS VAMOS A ENCONTRAR
“La misma pasión que sentía Böcklin por la mitología o Baudelaire por los relieves cartográficos de las meretrices viejas, es la que expresa Xavi Ceerre con elementos que nos remiten al origen: el carbón, la tinta de un periódico, un lápiz… El carácter fundamentacional de esta obra se muestra con formas esenciales y primitivistas que repercuten en nuestra mente estimulando los resortes más abstractos de la imaginación. El resultado es una realidad que place en su aglomeración eufórica y disciplinada.
La obra de Ceerre, en su diálogo con lo ya sido, viene a revelarnos que LA PINTURA, o mejor dicho, LO NUEVO, no es más que una reunión dialéctica, una cópula entre el pasado y el futuro para poder dotar de sentido el presente.Su obra despierta apetitos jazzísticos. Ceerre pinta con las uñas. Nos dice ‒queramos o no escucharlo‒ que MAÑANA ES AYER.

La singularidad de su pintura establece puentes entre La Historia del Arte con mayúsculas y La Calle también con mayúsculas, ya sea esta la de la drogadicta Atlanta o la de la afrolatina Nueva York. A ambas les debemos (y este es el propósito de la obra que nos compete) el milagro de haber martilleado el marco de algunos cuadros profanando gabinetes de diseño pop art y haciendo del spray y el sampleo una herramienta de autodefensa.
NEW SINGER OLD SONG es una rememoración afilada y carente de perturbaciones melancólicas. El paraíso urbano que Banksy banaliza y mercadea es el objeto de culto de una obra que parece haber estado hecha pasado mañana. Este autor ottodixiano viene a decirnos que París era una fiesta, que Barcelona es una fiesta, y que, en la fiesta, como en el arte, hay algo que debe morir; un carbón que se consume y culmina un sentido nuevo.

En su humilde e incendiaria sutileza, la locura de la noche es lúcida como las paredes negras, rabiosa como la tinta; reivindicación de la negritud como color prohibido por los estándares actuales del canon pictórico, un canon que se consume a sí mismo y que olvida; olvida el pasado, olvida que el futuro está compuesto de dibujo; el elemento primero: la línea negra. Donde hay algo quemándose que huele a vivo, la eternidad y lo efímero son amantes. El color negro que siempre fue es acompañado por el color flúor que nunca es; rosa dinamita, el cual, al igual que nuestra individualidad turboacelerada y (post)post-lo-que-sea, morirá joven”
Texto por Carla García Domènech
