José Luis Alexanco. ‘Alegorías métricas (1974-1978)’
GÉNERO: Pintura
ARTISTA: José Luis Alexanco
HORARIO: De lunes a viernes – de 10:00 a 19:00 h
Sábado – de 11:00 a 14:30 h
QUÉ NOS VAMOS A ENCONTRAR
Una figura acurrucada nos da la espalda indiferente a nuestra mirada, su piel convertida en caparazón la aísla de la realidad circundante. En “Soldado”, 1964, José Luis Alexanco nos muestra a su compañero de mili, el también artista Darío Villalba despojado de rasgos que lo puedan definir como sujeto. Alexanco trata la figura como un medio para alcanzar el verdadero propósito de su trabajo y a la postre obsesión de su vida: radiografiar el movimiento y las transformaciones que éste genera en un cuerpo. Un movimiento que se alejará de la gestualidad de un informalismo por entonces en decadencia y que a través de su disección constante convertirá el tiempo en materia.
En trabajos sucesivos, la figura desposeída ya de toda personalidad, transita por un sistema de tramas que la someten a procesos de fragmentación, serialización y secuenciación que responden a una lógica autogenerativa, un acontecimiento al margen de la inspiración creadora.
Faltaba solo un paso para que la apariencia de automoción se convirtiera en una experiencia real y se desarrollara automáticamente sin la asistencia del artista. El medio para conseguirlo llegará en forma de hito histórico con la creación del Centro de Cálculo fruto de un acuerdo entre la Universidad de Madrid y la empresa de computación IBM que supondrá la venida del primer ordenador universitario de España y cuyo uso se centrará en exclusividad a la investigación creativa. Será Miguel Fisac quien conciba un edificio que dará cobijo al gran computador IBM7990 y que servirá de sede para las actividades y seminarios del Centro de Cálculo que pronto se convertiría en el foco de vanguardia interdisciplinar más importante del siglo XX en España.
En otoño de 1968 comienza el Seminario de Generación Automática de Formas Plásticas en el que Alexanco será uno de sus grandes protagonistas y el único artista que creará un programa para comunicarse con el ordenador a través de un conjunto de instrucciones que generaran transformaciones automáticas sobre un mismo objeto. Las figuras propuestas por la computadora eran construidas colocando una capa de metacrilato sobre otra hasta completar la figura. En 1972, después de haber montado más de cuarenta, el artista advierte que no es necesario objetualizar la figura cuando esta podía existir en transformación constante y que con la ayuda de un teclado y un monitor de tubo de rayos catódicos cualquier persona podía ejecutar y vivir esa experiencia. La figura desmaterializada se convierte así en movimiento perpetuo.
El espacio alegórico de la pintura dará continuidad a ese acontecimiento inmaterial que ahora es memoria. Improntas de la figura en movimiento, estudios de secciones y líneas de curva se repiten y acumulan en una imaginaria pictórica que fija la huella de lo acontecido.
